JOSÉ MARÍA DÍEZ


EL CAMINO ES LARGO, PERO EL FINAL ESTÁ CERCA
Grafito sobre papel, 18 x 12 cm

 

EL CAMINO ES LARGO, PERO EL FINAL ESTÁ CERCA

Empecé a escuchar a Bob Dylan a los doce años. En la radio sonaba a menudo “Romance in Durango”, y aquella melodía que me traía aires de México me cautivaba de manera especial. En una de las estrofas, el maestro de Minessota cantaba algo totalmente inteligible para mí, pese a que yo llevaba poco tiempo estudiando inglés: “The way is long, but the end is near”. Meses después tuve la ocasión de escuchar el disco entero (Desire), donde se incluía la canción, leyendo cada letra con verdadera fruición.

Música y palabras eran un compendio perfecto para un adolescente romántico que estaba fascinado por todo aquello que evocara lo meridional, y también por los westerns que veíamos toda la familia en las sesiones nocturnas del cine de verano. Algo de aquellos escenarios ambientados en los terrenos de Pancho Villa llegaban en el canto de Dylan.

Casualmente, cuando estaba acabando este dibujo sonaba en el estudio el disco "Desire". Esa especie de fortaleza que se ve en el plano medio, que está inspirada en las garitas de las murallas de Cádiz, me transportó a aquellas películas a cielo abierto, tomando limonadas y muy atento a los disparos que rebotaban en cada encalado.

No he tenido más remedio que titular el dibujo con esta inolvidable frase dylaniana, que todavía me causa una sentida emociona hoy.  A veces, incluso, provoca un ligero humedecimiento en mis ojos, quizá por cierta nostalgia del tiempo pasado, que traiciona nuestra necesidad de estar en el presente. Aun así, bendita música.

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