JOSÉ MARÍA DÍEZ


DETRÁS DE LA TAPIA AÚN VIVEN
LAS HERMOSAS MAÑANAS DE SÁBADO
Grafito sobre papel, 10 x 20 cm

 

DETRÁS DE LA TAPIA AÚN VIVEN LAS HERMOSAS MAÑANAS DE SÁBADO

Algunos sábados por la mañana solía ir al polideportivo de mi barrio para ver a los chavales jugar al fútbol. Cuando llegaba al descampado que había enfrente del colegio de mi infancia, me encontraba con el muro enorme que cercaba el recinto. Sabía que detrás me encontraría con una belleza que, desde mi infancia, me pertenecían legítimamente. Desde el campo de fúbol se podía ver un paisaje cuya delicadeza iba cambiando según la estación del año. Contemplaba las montañas de fondo de la sierra de Feria, donde las nubes adquirían calidades supremas. Y desde allí, escuchando los gritos de los muchachos y un montón de cánticos de pájaros, mi cuerpo y mi espíritu acumulaban sensaciones muy densas que aún hoy resuenan en mi interior.

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